Las neuronas están detrás del “monchis” por mariguana: científicos

25/02/2015 - 12:00 am

Ciudad de México, 25 de febrero (SinEmbargo).- El “monchis”, ese deseo repentino de comer algo después de fumar mariguana, ha encontrado una explicación científica después de que expertos de la Universidad de Yale, en Estados Unidos estudiaran cerebros de roedores y hallaran que se debe a la afectación que la droga tiene sobre unas neuronas que normalmente se encargan de suprimir el apetito.

El estudio publicado en la revista Nature explica que los cannabinoides, es decir, los compuestos químicos de la mariguana influyen en las neuronas llamadas proopiomelanocortina o POMC, culpables de que una persona sienta saciedad, al liberar la hormona alfa estimulante de los melanoncitos, conocida como a-MSH.

Dichos cannabinoides hacen que las neuronas funcionen al revés y liberen una sustancia que fomenta el hambre, dando como resultado el efecto secundario que las personas que han consumido esta hierba al menos una vez en su vida recordarán.

Para llegar a estas conclusiones, el neurobiólogo Tamas Horvath de la Facultad de Medicina de Yale y su equipo, utilizaron ratas de laboratorio para exponerlas a una sustancia química diseñada para impactar los mismos receptores que los cannabinoides, tras lo que siguieron las señales eléctricas emitidas y revisaron las hormonas liberadas.

Foto: Shutterstock
Foto: Shutterstock

Así se dieron cuenta que en lugar de como se creía normalmente, la mariguana no apaga circuitos cerebrales relacionados con la supresión del apetito, sino que los hace funcionar al contrario.

“Hallamos que normalmente cuando esas neuronas se activan, por ejemplo tras una comida, liberan una sustancia química que se sabe que propaga la saciedad. Pero cuando se exponen esas células al cannabis, comienzan a liberar otra sustancia llamada beta endorfina, que es un opiáceo, lo que lleva a un mayor apetito”, dijo Horvath en declaraciones recogidas por MedLine.

Y continuó: “nos sorprendió encontrar que las neuronas que pensábamos que eran responsables de desactivar la ingesta de alimentos de repente se activaban y fomentaban el hambre, incluso cuando se está lleno. Engaña al sistema central de alimentación del cerebro”.

El científico asemejó este efecto con pisar el freno de un coche y que en vez de pararse, acelere.

Aunque aún queda la duda de si los hallazgos aplicarán para humanos, los autores del estudio se mantienen positivos, pues por tratarse de un sistema muy primitivo, “es probable que aplique”.

Asimismo, señalaron que puede tener aplicaciones prácticas, por ejemplo para los pacientes de cáncer que sufren de náuseas por la enfermedad o sus tratamientos.

“Si se les ofrece comida, les dan náuseas. En ese caso, parece que esas neuronas propagan una saciedad extrema. Si eso se puede cambiar con los cannabinoides y aumentar el apetito, plantearía una inmensa diferencia en el resultado de esos pacientes”, dijo el neurobiólogo.

en Sinembargo al Aire

Opinión

Opinión en video

más leídas

más leídas